LA SERENIDAD DE LA TORTUGA
A Rafael Redondo Barba
Mi
tortuga, siempre con su caparazón a cuestas. Imposible desprenderse de él, porque forma parte de su cuerpo.
Sus
movimientos están llenos de la paz que nace de contemplar la
naturaleza. "Todo está bien", parece decirme.
Cuando
un amigo te cuenta, con serenidad, que le han diagnosticado una enfermedad
incurable y que poco a poco su cuerpo se irá deteriorando; cuando, además, sonríe
y te dice que ahora tiene que ser fiel a sus palabras de vida; y encima te
escribe: "Cuando acepté perderlo todo, el luto se hizo danza"; en
ese momento, toda tu estructura mental sobre la vida se derrumba.
Qué cosas, la
danza... dejar al cuerpo libre. Que sea lo que sea.
Que
siga el ritmo de la vida.
"Hay
que ser Artista de la Vida", me dice en la conversación.
Artista,
creador, para superar un vivir anodino.
Cuando
ese amigo te habla de la Cruz sin olvidarse de la Pascua, cuando te habla del
Gólgota sin dejar de añadir Getsemani.... Caray!!!
La
danza... movimiento lleno de energía, pero que a la vez puede transmitir sosiego a quien lo contempla...
Mi
tortuga baja lentamente de la piedra y se sumerge en el agua... serenidad...
Mi
amigo acaba la conversación: "estoy tranquilo, descuida... tú contagia
vida."
No
soy consciente de que la danza nunca termina, y que, al mismo tiempo, todo finaliza, y sin embargo no existe el Final de nada.
Mi
tortuga y mi gata lo tienen más claro que yo. Son las maestras de esa
coreografía que es la vida.
En silencio acaricio a la gata. Comienza el otoño.
...
silencio, nada más que silencio y danza...
Sigo
siendo pequeño para comprender estas cosas. Pero ahora, con más años a la espalda, he aprendido
que, a veces, el silencio ante lo incomprensible es una forma de sanación.
La gata salta
de mi regazo y me quedo solo, con mi silencio. Con el silencio de
todos…
Enrique Linares Martí
Hermoso, conmovedor.... Creo que en mi naturaleza no está tener caparazón, pero sin darme cuenta lo construyo día a día. Palabras como las tuyas, como las de tu amigo, resquebrajan ese caparazón. En esa grieta siento el agua que me rodea. Gracias.
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