LA SERENIDAD DE LA TORTUGA

 



Mi tortuga, siempre con su caparazón a cuestas. Imposible desprenderse de él porque forma parte de su cuerpo.

 
Sus movimientos están llenos de la paz que produce la contemplación de la naturaleza. Todo está bien, parece decirme.
 
Cuando un amigo te cuenta serenamente que le han diagnosticado una enfermedad incurable y que poco a poco su cuerpo se irá deteriorando, cuando encima sonríe y te dice que ahora tiene que ser fiel a sus palabras de vida, y encima te escribe: "Cuando acepté perderlo todo, el luto se hizo danza", en ese momento toda tu estructura mental sobre la vida se viene abajo.

Qué cosas, la danza... dejar al cuerpo libre. Que sea lo que sea.

Que siga el ritmo de la vida.

"Hay que ser Artista de la Vida", me dice en la conversación. 

Artista, creador para superar un vivir anodino.

Cuando ese amigo te habla de la Cruz sin olvidarse de la Pascua, cuando te habla del Gólgota sin dejar de añadir Getsemani.... Caray!!!

La danza... movimiento lleno de energía pero que a su vez puede transmitir sosiego al que contempla...

Mi tortuga baja lentamente de la piedra y se sumerge en el agua... serenidad...
 
Mi amigo acaba la conversación: "estoy tranquilo, descuida...tú contagia vida."
 
No soy consciente de que la danza nunca termina, y que a su vez hay un final para todo, y sin embargo no existe el Final de nada.

Mi tortuga y mi gata lo tienen más claro que yo. Son las maestras de esa coreografía que es la vida.

En silencio acaricio a la gata. Comienza el otoño.

... silencio, nada más que silencio y danza...

Sigo siendo pequeño para comprender estas cosas. Pero ahora, con más años a la espalda, he aprendido que a veces el silencio ante lo incomprensible puede ser una buena manera de sanarse.

Salta de mi regazo la gata y me quedo solo, con mi silencio. Con el silencio de todos…

Enrique Linares Martí

Comentarios

  1. Hermoso, conmovedor.... Creo que en mi naturaleza no está tener caparazón, pero sin darme cuenta lo construyo día a día. Palabras como las tuyas, como las de tu amigo, resquebrajan ese caparazón. En esa grieta siento el agua que me rodea. Gracias.

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