MEMORIAL DE LA PESTE de Rosalía Gila
MEMORIAL DE LA PESTE
poemario de Rosalía Gila
“Todo pasa y todo queda / pero lo nuestro es pasar…”, estos versos tan conocidos de Antonio Machado fueron como un mantra para mí en aquel tiempo que la humanidad se encerró en casa debido a una pandemia.
Ando estos días leyendo también otro libro de un gran amigo de Rosalía y de un servidor, me refiero al poeta Gregorio Dávila. En su último libro, La limosna de los días, dice en uno de sus poemas:
“Pasan los días,
pasan las estaciones y llega el invierno
el verbo “pasar” es
la palabra con más acepciones en el DRAE
(nada menos que 64)”
Lo nuestro es pasar… Leyendo el pequeño gran libro de Rosalía Memorial de la peste, he recordado aquellos versos, casi una oración, que me animaban cada mañana a levantarme de la cama: Todo pasa.
Pero Rosalía no ha escrito una crónica más
sobre aquellos aciagos días, ha querido exprimir todas las emociones que
sentimos, extraer de ellas toda la esencia que podían aportar ahora, después de
cuatro años: “rompiendo / espacio / y
tiempo“. Lo dice muy claramente nuestra
gran amiga en común y gran poeta Isabel Pose en el prólogo del libro: “un compendio
de versos espejo de nosotros en ese tiempo: sólo lo mínimo para
sobrevivir. Porque hubo dolor, angustia e incertidumbre, un caminar
desorientados, una carencia de futuro e incluso la ausencia, en muchas
ocasiones, de una fe que no veía la luz más allá de nuestro escondite. Pero
pasamos, logramos pasar con la única herramienta de la intuición y el olor de
los jazmines.
“noche tras noche
el silencio de dios y de los otros
los aplausos
el himno
sin embargo
el olor de los
jazmines en la acera.”
el olor de los jazmines… una canción de
cuna… el canto de la alondra… los ecos de un poema… los árboles brillantes… los
gatos ovillados…
Rosalía, va dejando esas migas de luz en sus versos para que nosotros con ella
no nos perdamos en el desánimo. Pasar no significa olvidar, simplemente es
preservar la memoria de lo que teníamos antes con la resolución de disfrutarlo
en tiempos venideros. Un tiempo que pasa a pesar de amasar pan con todo el cuerpo / golpearlo hasta que duela / para no
pensar.”
Cito de nuevo el poema de Grego:
“pasan los días y
sólo queda la huella del tránsito
pasar, cruzar,
atravesar
el camino de
Machado y el regreso de Ulises”
Lo que sucedió ya es pasto de la memoria,
ahora sólo nos queda pasar haciendo
camino, pasar, cruzar en un viaje hacia el jardín que crece dentro, en
nuestro presente.
Y llegamos al último poema: Conclusión, unos versos donde Rosalía
nos indica dónde observar lo que somos. Porque como gran escritora de haikus,
al haber trabajado la humildad de la palabra sin aditivos ni festones, la
sencillez de un decir buscando sólo la esencia de la voz que observo y escucho,
así como dejar que los sentidos sin razonamientos académicos describan lo que
vivo, relata perfectamente la desnudez de la epidermis del ser humano.
“cuando cese
sólo dejará en luz
los limones maduros”
No quisiera desvelar en su totalidad ese último
poema para aquellos lectores y lectoras que quisieran poner punto y final a
este Memorial de la peste, por eso dejaré en el aire, con tan sólo unos pocos
versos, el final del camino de una poeta que nos invita a pasar: dejar atrás, una vez sanados por la poesía, lo que fue un
tiempo donde la vida se detuvo
absurdamente adentro.
“sonámbulas y
tercas
trazaron sobre el
pasto
el camino de
hormigas”
Enrique
Linares Martí
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